martes, 2 de diciembre de 2014

Cambios

La vida no deja de sorprenderme. Cada día, semana, año, década y siglo diferente al anterior. Que bueno que sea así   eso valida que estamos vivos. Hay cambios que nos encantan y nos impulsan hacer cosas nuevas otros no aterran de tal manera que nos paralizan. Pero la promesa de que nada es eterno (ni el dolor, ni el gozo) nos ayuda a manejar las vivencias. Este año no ha sido la excepción entre los logros de mis hijos, el doctorado en curso y los planes de mi esposo, he crecido. Crecido de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro. El escrutinio intenso al que me he sometido (no he dejado un espacio sin revisar) me ha dejado agotada. 

Le di una oportunidad al ejercicio lo dejé entrar en mi vida y me gusta. Estoy mas pendiente de lo que como aunque tengo que hacer ajustes con los horarios para pasar el juicio de la nutricionista. Cultivar la espiritualidad ha sido un reto que he trabajado desde una nueva perspectiva. Meditaciones y conversaciones sin fin con la fuerza mayor que dirige el universo (Dios, para algunos) son una constante en mi nueva vida. La relación con mis hijos esta mejor que nunca dándome las demostraciones mas genuinas de amor inmutable que haya podido imaginar. Todavía trabajo arduamente en la aceptación y el desapego. Son dos palabras que me dan trabajo pero que espero descifrarlas y entenderlas a fondo. Mudarme sola ha sido la decisión mas descabellada y sensata que he tomado en mi vida. Aprender a vivir conmigo, un reto. Los silencios y la soledad mis nuevos amigos. Soy persona de mucho ruido y bien conversadora. La tristeza también se cuela en mis sabanas por la noche, esa tiene la encomienda de no dejarme dormir. Ya le dije que la dejo por un rato pero no le queda mucho tiempo en mi espacio. Nada es para siempre, así que a esta vida le sumaremos nuevos cambios con la firme creencia de que serán positivos y me arrancaran sonrisas y carcajadas que hace rato me van haciendo falta. 

Bailando con mi San Valentin