jueves, 12 de septiembre de 2013

Soltando la chiringa

Ese día que tus hijos cogen el guía del carro y tu corazón se quiere salir del pecho. No es lo mismo guiar por el barrio que guiar en la metrópolis. La tensión hace que te duela la espalda y te den ganas de vomitar. ¨Baja la velocidad¨, le dices en tonos casi audibles, ¨Baja¨, un poco mas alto, hasta que se te escapa un ¨BAJA LA VELOCIDAD¨, a todo pulmón. Esto no se me da. Ya descubrí algo para lo que no sirvo, para ser co-piloto de mis hijos.

Bailando con mi San Valentin